Rebeca Grynspan, Secretaria General SEGIB y Miembro de la Comisión Global sobre el Futuro del Trabajo de la OIT
- En el marco de la Agenda 2030, ¿Cuál es la perspectiva y el rol de la SEGIB en las dinámicas de la Cooperación Sur-Sur?
La conferencia BAPA +40 es un momento histórico para reflejar los importantes cambios que hemos visto en los últimos 40 años en las dinámicas de la cooperación para el desarrollo. Y para aprender, sin duda, del amplio número de economías emergentes que se han posicionado como actores influyentes en distintas áreas cruciales de la cooperación. Desde el intercambio de experiencias hasta el fortalecimiento de capacidades, desde la transferencia de tecnologías y conocimientos hasta la construcción de redes de intercambio, hemos visto un crecimiento tan notable en la cooperación sur-sur que podemos verlo incluso en los datos de transacciones económicas internacionales. Tales dinámicas han hecho visibles a un grupo variado de actores, los cuales, si bien han adquirido influencia internacional, por consecuencia también han adquirido responsabilidades globales, trayendo nuevos y más provechosos desafíos.
En el marco de la Agenda 2030, la Cooperación Sur-Sur juega un rol central por estar basada en la misma filosofía del desarrollo, una filosofía que tiene de premisa la acción colectiva y la solidaridad entre aliados. A través de la cooperación estamos uniendo esfuerzos y sistematizándolos bajo el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprovechando así sinergias que nos permitan ser estratégicos en la consecución de cada objetivo. Por otro lado, nuestro modo de trabajar también es un reflejo de la filosofía de la Agenda 2030: un modo de trabajo solidario, horizontal, de igual a igual, que se empeña en no olvida nunca que no hay país tan rico que no pueda aprender, ni país tan pobre que no pueda enseñar.
Uno de los rasgos más valiosos y singulares de la cooperación iberoamericana es su dinamismo y su vocación por aprender de su propia experiencia. Entre 2006 y 2015, nuestros países participaron en alrededor de 7335 programas, proyectos y acciones de Cooperación Sur-Sur. Un 80% fueron llevados a cabo en modalidad bilateral, un 13% a través de la cooperación triangular y un número pequeño, pero significativo, a nivel regional.
En la SEGIB hemos aprovechado esta vasta data para desarrollar un informe anual de Cooperación Sur-Sur en la región; un informe único en el mundo que ya va por su onceava edición. Los protagonistas de estos informes son todos y cada uno de los países de la región, quienes han compartido sus experiencias a través de una plataforma online que hemos creado y que también es única en el mundo. Estos informes nos han permitido analizar impactos, buscar eficiencias y ofrecer abanicos cada vez más amplios de soluciones adaptadas a los retos específicos de cada. Nuestros informes de Cooperación Sur-Sur son la mejor muestra de lo mucho que podemos lograr cuando trabajamos con vocación, seriedad y entusiasmo.
Por ello, estamos muy contentos de estar aquí: ¡tenemos mucho que aprender y mucho que enseñar!
2.- ¿Cuál es su visión sobre el Futuro del Trabajo y la perspectiva de los jóvenes mujeres y hombres del Sur? Cuál es el rol de la cooperación Sur-Sur para dinamizar esa reflexión ¿
Un tema importante que se discute en el marco del evento organizado por la OIT y el Centro del Sur es el Futuro del Trabajo juvenil. El pasado 22 de enero presentamos el Reporte Final de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, en el cual propusimos “un programa centrado en las personas” como instrumento para una transición exitosa hacia el futuro del trabajo. Un programa basado en la inversión en las capacidades de los trabajadores, en la actualización de las instituciones laborales y en el fomento del trabajo decente y sostenible. Y que tiene entre sus focos principales a nuestra juventud, la cual será protagonista del futuro, pero que actualmente sufre agudamente el subempleo y la informalidad laboral.
Nuestra premisa principal es que la tecnología empodera al que tiene acceso a ella. Es decir, a las personas capacitadas para usarla. Por ello, la inversión en nuestros jóvenes será principalmente educativa, y se empeñará en enseñarles las habilidades necesarias para conseguir los buenos empleos del futuro. Una educación que use herramientas vanguardistas, que incluya aprendizajes híbridos online-offline, que se beneficie de catalizadores modernos como la gamificación de la educación y que enseñe habilidades llamadas blandas (soft skills), como el liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo, la solución creativa de problemas, que son habilidades que no solo nos enseñan a aprender, sino a aprender a aprender.
En esta materia el espacio iberoamericano tiene mucho que aportar. Uno de los resultados más relevantes de la experiencia Erasmus en Europa, es que los jóvenes que han hecho este tipo de movilidades educativas tienen menores tasas de desempleo y mayores salarios que sus contemporáneos que no las hicieron. Por ello, a través de Campus Iberoamérica, en la SEGIB estamos desarrollando un programa similar que permitirá a nuestros universitarios moverse y cruzar el Atlántico en busca de estas experiencias enriquecedoras que son formidables en la promoción de las habilidades blandas.
Por ser un tema frontero, las políticas desarrolladas en el nuevo ecosistema educativo que propone la Comisión Mundial se verán profundamente enriquecidas por la Cooperación Sur-Sur. Este es un tema donde debemos inventar, ser creativos, probar instrumentos y herramientas distintos que sean eficientes desde un punto de vista económico y efectivos desde un punto de vista educativo. Este es un tema, por tanto, que es mejor trabajarlo juntos, compartiendo ideas y experiencias como hemos venido haciendo desde la Cooperación Sur-Sur, y sistematizando nuestros esfuerzos en informes que nos permitan distinguir las mejores soluciones y adaptarlas a los contextos de cada país.
Por último, debemos llevar el tema del Futuro del Trabajo a la agenda política y legislativa de nuestra región, y hacerlo juntos. Debemos crear y actualizar derechos. Entre ellos, destaco: el derecho universal a la educación continuada, el derecho a la protección social en momentos de transición laboral y el derecho a una garantía universal del trabajo decente que incluya y reúna los logros alcanzados en el siglo pasado en materia de salarios dignos, protección a la salud durante el trabajo, conciliación familiar y horarios justos, entre otros, y los adapte al nuevo contexto laboral, un contexto donde habrán más autónomos y menos empleos o profesiones de por vida. Y así garantizar el trabajo digno independientemente de su modalidad, y el trabajo decente independientemente de su duración.