Ocho de cada diez personas activas a nivel mundial viven en zonas pobres donde la falta de oportunidades para conseguir un trabajo decente está generalizada.

El mundo del trabajo está experimentando grandes cambios transformadores impulsados por la globalización, las innovaciones tecnológicas y los cambios demográficos, pero también por el aumento de las desigualdades y el cambio climático. Estas y otras megatendencias tienen un impacto en la economía rural, que representa más de dos de cada cinco de los trabajadores del mundo, muchos de ellos viven en la pobreza y la informalidad y dependen de la agricultura, particularmente las actividades agrícolas de pequeña escala, para su sustento. Liberar el potencial de empleos decentes y sostenibles en la economía rural y hacer que las áreas rurales sean más atractivas para los jóvenes es esencial para responder a estos desafíos y promover el desarrollo sostenible y el crecimiento económico inclusivo.